Las maravillas que esconden los cerros de Bogotá desde la óptica de la Academia

En el marco del proyecto de investigación sobre servicios ecosistémicos en los bordes urbanos de Bogotá que adelanta la Universidad El Bosque con la Mesa ambiental de la Quebrada El Cedro, se realizó una visita de reconocimiento a los cerros de la Ciudad, a la altura de la calle 153, a la que asistieron investigadores del grupo: Agua, salud y ambiente del Programa de Ingeniería Ambiental y miembros de la comunidad.

Alfonso Avellaneda, ingeniero químico y profesor de la Institución Universitaria, destaca el valor de las especies propias de esta zona de bosque alto andino como el Roble, el Cedro, el encenillo, las acacias e incluso orquídeas y laureles. “Lo que hemos visto es el bosque alto andino y el matorral del oriobioma alto de los Andes que tiene una muy buena representación en esta parte alta de la cuenca de la quebrada El Cedro o Bosque de Pinos y que presenta especies que son endémicas de acá como el Raque y el Gaque – entre otras –  que indican que hay un gran potencial para el aprovechamiento de los servicios ecosistémicos en el territorio”.

Estas salidas académicas le apuntan no sólo a hacer una identificación de las especies del lugar sino además se pretende formular un proyecto de preservación del ecosistema en el que se contemple la posibilidad de reacondicionar unos senderos ecológicos que ya existen para brindar a la ciudadanía la posibilidad de aprovechar de manera responsable el bosque alto andino para el ecoturismo, la educación ambiental y la investigación.

El sueño que desvela a los vecinos del canal El Cedro

El proyecto tiene relación directa con la iniciativa ciudadana que busca la preservación, recuperación y embellecimiento de la quebrada el Cedro, que baja por la calle 153, donde se viene insistiendo en la importancia que tiene no sólo para la conectividad entre los cerros orientales y el río Bogotá sino en lo que tiene que ver con el potencial que tiene para propiciar el encuentro ciudadano, el deporte y el sano esparcimiento, en un proyecto que contemple senderos ecológicos, señalización, arborización, jardinería, mobiliario urbano e iluminación. Un corredor ecoturístico que contribuiría no sólo a la sostenibilidad de los recursos naturales sino que representaría una oportunidad de progreso incluyente que esté en armonía con el medio ambiente de la Ciudad.