Cultura

 

La casa del lustrabotas: un patrimonio que brilla en Bogotá

En el corazón de Bogotá, un edificio de más de 70 años de historia resiste el paso del tiempo: la Casa del Lustrabotas, ubicada en el barrio Samper Mendoza, en la localidad de Los Mártires (Calle 24a #26-43). Este espacio es el núcleo de un gremio que ha transformado las calles de la ciudad con el arte del brillo de calzado, conectando generaciones y preservando un patrimonio cultural que enfrenta las presiones de los cambios.

“El trabajo que hacemos no solo embellece zapatos; también sacamos brillo a la vida”, comenta uno de los integrantes de esta comunidad. La Casa del Lustrabotas, construida en la década de 1950, alberga el gremio organizado de lustrabotas de Bogotá. Este lugar incluye un teatro, una sala múltiple y hasta canchas de tejo, pero también representa un espacio de encuentro, solidaridad y memoria histórica.

Con el tiempo, el oficio de lustrar zapatos ha sido testigo de los cambios en las dinámicas de la ciudad. Antes todo el mundo se mandaba a lustrar los zapatos. Ahora, con el auge de los tenis y la informalidad, el cuero ha quedado atrás, y el trabajo del gremio se ha visto afectado. Sin embargo, lejos de extinguirse, la comunidad de lustrabotas ha encontrado en esta casa un refugio y una plataforma para enfrentar los desafíos.

A su alrededor, los modernos bloques de edificios y las presiones inmobiliarias parecen amenazar la existencia de la casa. Sin embargo, para quienes la habitan y trabajan en ella, su valor va más allá de los ladrillos: Esta casa no es solo un edificio; es un testimonio vivo de una historia, y de cómo se ha preservado un oficio que define la identidad de la ciudad.

La conexión entre lo tangible y lo intangible es lo que hace de este patrimonio algo único. Mientras la estructura física cuenta la historia de Bogotá, el oficio del lustrabotas encarna las tradiciones, valores y resiliencia de sus trabajadores. En una ciudad que avanza y se transforma continuamente, la Casa del Lustrabotas sigue brillando, como un símbolo de lucha, identidad y comunidad. Preservarla es preservar un fragmento del alma de Bogotá.