sábado, 10 de diciembre de 2022

Ambiente

 7 formas de detener la crisis climática

El autor de The Climate Challenge: 101 Solutions to Global Warming y Journey to the Future: A Better World Is Possible (El Desafío Climático: 101 Soluciones al Calentamiento Global y Viaje al Futuro: Un Mundo Mejor es Posible) y ecofuturista, Guy Dauncey que trabaja para desarrollar una visión positiva de un futuro sostenible y traducir esa visión a la acción, señala que la crisis climática es un problema global que no estamos logrando abordar en absoluto. A pesar de que la ciencia ha sido clara en que las oportunidades se agotan, si los líderes mundiales no logran un pacto climático histórico.

Entonces, ¿estamos condenados? No, según su perspectiva, pero sí se requiere la colaboración de toda la sociedad, principalmente los líderes globales. De acuerdo con él, existen siete formas de detener la crisis climática que van desde acciones individuales hasta prácticas a gran escala.

Hay que detener la crisis climática

En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), se detalla cómo, a pesar de los avances en la revolución de la energía limpia, las naciones no logran reducir la contaminación ambiental lo suficientemente rápido para evitar daños severos y costos.

“Por nuestra seguridad económica y nacional, y por el futuro de toda la vida en la tierra, los legisladores deben actuar sin demora”, destaca el informe de IPCC. De no emprender acciones inmediatas, los efectos, que ya están ocurriendo, amenazan la seguridad, la economía, la seguridad y el futuro de todos. No obstante, Dauncey sugiere las siguientes siete prácticas para detener la crisis climática.

1. Hablar con la verdad sobre la crisis climática

Según Guy Dauncey, la mayoría de la gente vive en lo que llama la tierra del limbo climático. Reconocen que el cambio climático es bastante urgente, pero, dado que casi ningún gobierno lo aborda como la crisis que es, las personas asumen que está bien seguir con sus habituales formas de vida.

Si la gente supiera la mitad de lo que sucede, estarían llenos de ansiedad climática, exigiendo una acción rápida y urgente, tal como lo están realizando cientos de jóvenes activistas climáticos a nivel mundial. En lugar de estar conduciendo un todoterreno que consume mucha gasolina o comiendo carne de res, acciones que tienen un impacto severo en el clima.

Los gobiernos deberían estar haciendo sonar las alarmas. Primero decir que el mundo se está acercando a un aumento de la temperatura global de 2-3°C para finales de siglo. La última vez que fue tan cálido, hace tres millones de años, el nivel del mar era 16 metros más alto. Ello significa que los eventos climáticos extremos serán no solo más destructivos, sino también más prolongados, generando una crisis mundial económica y social.

2. Apostar por la electrificación

Para Dauncey, es imprescindible que las naciones realicen con urgencia una transición energética. “Hoy, sabemos cómo usar la energía del sol directamente a través de la energía solar, eólica y otras energías renovables”, señala.

De acuerdo con él, la energía solar y eólica ya son las formas más baratas de nueva energía, y las tecnologías renovables solo mejorarán y serán más baratas. Asimismo, las tecnologías de las baterías mejoran cada año, ya que los ingenieros desarrollan nuevas formas de almacenar energía que no requieren litio ni otros minerales raros. Ello significa no más contaminación del aire, no más enfermedades relacionadas, no más desastres de derrame de petróleo, y no más guerras por ese tipo de combustible.

De hecho, según Eurelectric, la electrificación tiene tres formas de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, y son:

  1. Reducir el uso de combustibles fósiles en sectores de uso final, como transporte, calefacción, refrigeración y aplicaciones industriales.
  2. La mayor eficiencia de las soluciones eléctricas frente a las tecnologías convencionales permite reducir la demanda total de energía. Esto es gracias a un mayor coeficiente de rendimiento de las bombas de calor, que es de 4 a 5 veces mayor que las calderas de gas convencionales, y motores eléctricos que ayudan a que los vehículos eléctricos consuman un 75% menos que los vehículos de combustión interna en la misma distancia.
  3. La producción eléctrica de combustibles como el hidrógeno limpio reduce las emisiones en sectores donde aún no es posible la electrificación directa.

3. Dejar de consumir combustibles fósiles

Alrededor del 75% de la crisis climática está siendo causada por el uso continuo de combustibles fósiles. Cada vez que quemamos carbón, gas o petróleo echamos leña a la crisis, se está contribuyendo a empeorar el futuro. 

Los científicos del clima que entienden las campanas de alarma dicen que debemos dejar de invertir en nuevas infraestructuras y exploración de petróleo y gas. La única razón para la expansión de los combustibles fósiles es continuar exprimiendo más ganancias para los inversionistas, a expensas de la vida de las generaciones futuras.

En cuanto al gas natural licuado, o GNL, Dauncey señala que este tipo de combustible procedente del fracking no es mejor que el carbón, como afirman sus promotores, ya que durante su extracción libera metano, que atrapa 84 veces más calor que el dióxido de carbono durante 20 años. Lo que hace que su impacto climático sea tan malo como el carbón.

Por lo anterior, los gobiernos deberían firmar el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, como lo hizo recientemente el Parlamento Europeo. Puesto que los gobiernos pueden buscar mil formas de que la civilización prospere sin quemar combustibles fósiles.

4. Inversión en soluciones para el cambio climático

Otra de las siete formas para detener la crisis climática es no escatimar en la inversión en soluciones para abordar el cambio climático. Las inversiones en energía solar, eólica y otras energías renovables se amortizarán a través de las facturas de servicios públicos. Mientras que la modernización de edificios para reemplazar el gas con bombas de calor y un mejor aislamiento requerirá subvenciones y exenciones fiscales. 

Asimismo, las inversiones en la industria de la movilidad, como carriles para bicicletas, comunidades transitables y plantación de árboles, mejorarán la calidad de vida. Y, las inversiones en investigación y desarrollo producirán mejores baterías, nuevas formas de fabricar hormigón y acero, y nuevos materiales de economía circular.

En todo este camino es menester que las naciones del mundo dejen de financiar las inversiones en combustibles fósiles, porque la industria petrolera ha obtenido 3 mil millones de dólares por día en ganancias todos los días durante los últimos 50 años. Si los gobiernos invirtieran esos subsidios en soluciones climáticas y aplicaran un impuesto a las ganancias extraordinarias de la industria petrolera, se impulsarían importantes logros contra el cambio climático.

5. Dejar de comer carne

La industria ganadera, que produce carne y productos lácteos, causa tanta contaminación climática como el transporte en todo el mundo. Esto se debe a la combinación de selvas tropicales que se destruyeron para criar ganado que genera constantemente metano, y fertilizantes y estiércol que producen óxido nitroso. Un kilogramo de carne de res genera 63 veces más contaminación climática que un kilogramo de trigo. Mientras que la carne de cerdo genera ocho veces más, y el pollo seis veces más.

“Los costos ambientales por unidad de producción ganadera deben reducirse a la mitad, solo para evitar que el nivel de daño empeore más allá de su nivel actual”.

Henning Steinfeld, alto funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
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Por si no fuera suficiente, el negocio ganadero se encuentra entre los sectores más dañinos para los recursos hídricos cada vez más escasos de la tierra, contribuyendo, entre otras cosas, a la contaminación del agua por desechos animales, antibióticos y hormonas, productos químicos de curtidurías, fertilizantes y pesticidas utilizados para fumigar cultivos forrajeros.

La ciencia es clara, si se quieren evitar los peores desastres ambientales, el mundo debe transitar hacia una dieta más sostenible, es decir, una que genere un impacto ambiental reducido.

6. No dejar a nadie atrás

En línea con la Agenda 2030, un plan de acción mundial a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, basado en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que tiene como fin asegurar el progreso social y económico sostenible en todo el mundo y fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio de la libertad, porque detener la crisis climática también requiere no dejar a nadie atrás.

Para lograr lo anterior es urgente que los líderes mundiales realicen una transición verdaderamente justa, en la que cualquier persona, cuyo trabajo desaparezca como consecuencia de la reducción de los combustibles fósiles, tenga asegurado el apoyo y la formación para incorporarse a uno nuevo.

Esta transformación económica significativa hacia cero emisiones de carbono requiere estrategias colaborativas entre el gobierno y el sector privado, que prioricen el desarrollo de nuevas habilidades para la generación de empleos. Al eliminar gradualmente los combustibles fósiles, algunos sectores (y zonas geográficas) se verán más afectados que otros, en particular las industrias energética y automotriz.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, más de 1470 millones de puestos de trabajo en todo el mundo dependen de un clima estable, y esa innovación progresiva significa que aún quedan muchos puestos de trabajo por inventar. El espacio, y la necesidad, para el desarrollo de habilidades ecológicas no se puede subestimar.

7. Restaurar la estabilidad climática

Por desgracia, todo lo anterior no es suficiente para detener la crisis climática, porque el problema no es causado solo por las emisiones actuales, sino por las emisiones acumuladas durante 200 años.

Restaurar la estabilidad climática y detener la catástrofe requiere absorber el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera. Esto es posible a través de proteger los bosques de la Tierra; restaurar los suelos de tierras de cultivo y humedales; plantar un billón de árboles; y usar los océanos del mundo para cultivar algas, pastos marinos y manglares que almacenan carbono. Estos objetivos son los que persigue la Fundación para la Restauración del Clima.

La búsqueda del “cero neto” es una misión para la que necesitamos prescindir de los combustibles fósiles y optar por hábitos más responsables con el ambiente. Al mismo tiempo debemos neutralizar el exceso de carbono de vuelta a la tierra, a través de acciones como la reforestación y la protección de los bosques

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