Dependemos de la naturaleza y aún no lo entendemos
Abr 2019
“Necesitamos esperanza, claro que la necesitamos, pero lo único que necesitamos más que eso son acciones. Cuando actuemos, la esperanza aparecerá en todos lados. Todo necesita cambiar y tiene que ser desde hoy”, dice Greta Thunberg, una estudiante sueca de 16 años —diagnosticada, entre otras cosas, con síndrome de Asperger y mutismo selectivo— en una charla TED que ya acumula miles de reproducciones en Youtube. (Última entrega BIBO: La campaña que intenta salvar a la tortuga carey de la extinción)
Su llamado es tan necesario como conmovedor y ha sido atendido por millones de jóvenes estudiantes que, desde ese momento, han organizado marchas multitudinarias en más de cien países para sumarse a estas peticiones: nuestros líderes deben tomar acciones contundentes y urgentes para frenar el cambio climático, una de las problemáticas ambientales más graves que enfrenta la humanidad.
Al respecto, la ciencia ya ha sido lo suficientemente clara: si no logramos limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C para finales de este siglo los impactos económicos, sociales y ambientales serán devastadores; tenemos la información, los datos y las recomendaciones, aún así las emisiones de gases de efecto invernadero siguen en aumento y son muy pocos los que alzan su voz para exigir y liderar un cambio. Tal vez, conocer más de cerca el deterioro de la naturaleza nos hará cambiar de opinión.
El planeta está bajo la mayor presión de su historia debido a las acciones de una sola especie: el ser humano. Nuestro sistema de producción actual y consumo desenfrenado han provocado una dramática pérdida global de bosques, ecosistemas amenazados, escasez de agua, desnutrición, hambrunas y especies alimentándose de plástico. Ya perdimos el 20 % de la Amazonia: la selva húmeda tropical más grande del mundo, que alberga una de cada diez especies conocidas y el 20 % del oxígeno que necesitamos para vivir; ya hemos degradado y malgastado el 60 % de los beneficios que nos brinda la naturaleza. ¿Y entonces por qué las casi 8.000 personas que vivimos en la Tierra seguimos actuando como si no estuviéramos en crisis?
Parece que aún no somos conscientes de que todo lo que necesitamos para vivir existe gracias a ella y que nuestra huella ha sido negativa y destructiva. Debemos empezar a devolver tanto como lo que tomamos y para eso debemos entender que nuestro bienestar depende del buen estado de salud de la naturaleza. No hay otro camino. Esta precisamente es la apuesta de la campaña BIBO 2019-2020: hacer colombianos más conscientes, más informados y capaces de ejercer el mayor poder que tienen: actuar diferente. En nosotros está la decisión y podemos estar seguros de que el planeta reaccionará de la misma forma.
Los servicios ecosistémicos que nos brinda la naturaleza
Para la "campaña BIBO 2019-2020: bienestar humano y biodiversidad" contactamos a seis personajes reconocidos a nivel nacional. Cada uno, desde sus especialidades, nos abrió las puertas de su conciencia ambiental. Estas son algunas de sus frases.
Simón Mejía, bajita y fundador de Bomba Estéreo, hablando sobre agua: “Lo nuestro es el folclor, una música que viene del canto de los pájaros. Las maracas son el sonido de los ríos, los tambores vienen de los árboles. Nuestros ritmos son ofrendas a la naturaleza”. (Aquí la conversación completa)
En el caso de la materia prima como servicio ecosistémico, hablamos con Lía Samantha, quien se inspiró en la naturaleza para crear su última colección ‘Selva negra'. “Diseñar es tener la oportunidad de terminar con mis manos el trabajo que la naturaleza inició. Mi oficio es simplemente una extensión de las maravillas naturales y es posible gracias a las fibras y materia prima que me brinda”, comentó la diseñadora. (Aquí la conversación completa)
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