El IDPC inicia recuperación del Palacio de San Francisco, sede principal de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25
Una restauración que se suma a un diálogo mayor: cómo la creación contemporánea, la memoria arquitectónica y el espacio público pueden convivir para construir una Bogotá más consciente de sus raíces y más abierta a los imaginarios del futuro.
El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural - IDPC, en articulación con la Gobernación de Cundinamarca, adelanta la restauración integral de la fachada del Palacio de San Francisco. Durante cuatro semanas, las brigadas especializadas del IDPC intervendrán su fachada, siguiendo criterios de mínima intervención, respeto por la materialidad y reversibilidad. Cada acción —lavados controlados, eliminación de biofilm, consolidación y reintegración cromática— será documentada para asegurar trazabilidad y orientar mantenimientos futuros. Se trata de una operación técnica, pero también de un acto cultural: trabajar sobre la materia no sólo para detener el deterioro, sino para proyectar su vigencia en el presente.
Este proceso ocurre en un momento clave, Bogotá se prepara para la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, un escenario que propone mirar la urbe como espacio de creación y memoria. La recuperación del Palacio de San Francisco no es un gesto aislado, es parte de esa conversación sobre cómo habitamos y reinterpretamos lo que nos define a través del arte. En la Avenida Jiménez, entre el tránsito cotidiano y los recorridos patrimoniales que acompañarán esta intervención, la ciudad tendrá la oportunidad de preguntarse qué significa conservar y cómo el patrimonio puede ser un lenguaje vivo para pensar el futuro.
En el marco de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, esta restauración se suma a un diálogo mayor: cómo la creación contemporánea, la memoria arquitectónica y el espacio público pueden convivir para construir una Bogotá más consciente de sus raíces y más abierta a los imaginarios del futuro, en un escenario internacional que hará visible el diálogo entre patrimonio y arte. Más que un procedimiento técnico, esta intervención se traduce en una pedagogía urbana visible. Durante cuatro semanas, la ciudadanía podrá observar el proceso en tiempo real, convirtiendo la Avenida Jiménez en un aula abierta donde se demuestra que el patrimonio cultural no solo se protege, sino que se interviene activamente para garantizar su sostenibilidad. Recuperar la fachada del Palacio contribuye a dignificar el espacio público, revertir la imagen de deterioro en el centro histórico y fortalecer la percepción ciudadana del patrimonio como un valor colectivo.  Este Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional concentra en su fachada el carácter monumental con el que la Bogotá republicana quiso afirmarse como ciudad moderna. Concebido por Gastón Lelarge y concluido en 1933 bajo la dirección de Arturo Jaramillo y Alberto Manrique, este edificio materializa un lenguaje arquitectónico cargado de significado: columnas, cornisas y proporciones clásicas concebidas para proyectar orden y estabilidad en una época de transformaciones sociales. En la parte superior, dos esculturas alegóricas completan esta narrativa: la Paz y el Trabajo, realizadas por Félix María Otálora entre 1930 y 1933. Elaboradas en concreto armado —un material asociado a la modernidad—, estas figuras coronan los frontones como emblemas del proyecto político que las originó: una ciudad que aspiraba a construir progreso bajo la promesa de armonía social. Hoy, estas piezas son algo más que vestigios ornamentales, son claves para entender cómo el poder se representó en la arquitectura y cómo el patrimonio nos interpela sobre los discursos que heredamos. |
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