En la ruralidad de Usme existe un lugar mágico donde los residuos son las mejores herramientas para educar
El depósito de la escuela rural La Argentina está construido con botellas plásticas y papeles. |
La Agrupación Rural OHACA, conformada por los colegios Olarte, El Hato, La Argentina, El Curubital y Arrayanes, es uno de los proyectos rurales que se destacan por su aporte al cuidado del medioambiente. Este conjunto de instituciones se encuentra ubicado a pocos kilómetros del casco urbano de la localidad de Usme, entre los 3.040 y 3.450 m. s. n. m., y se caracteriza por tener un modelo educativo único, basado en el aprovechamiento de residuos y el respeto por la naturaleza.
"Dentro de los proyectos pedagógicos le damos mucha preferencia a
lo ambiental (
) Aquí la basura, entre comillas, para nosotros es
importante", destacó Jairo Alonso Ramírez, director de la
Agrupación Rural OHACA.
Nada se pierde y todo se reutiliza en esta zona rural de Bogotá. Los
niños, con el acompañamiento de los profesores, recolectan diferentes
materiales, que aparentemente ya no sirven, y los convierten en herramientas
pedagógicas para su propio aprendizaje o elementos de decoración que les dan
vida a sus espacios.
Desde la entrada hasta el patio de estas instituciones se evidencia el
trabajo y la creatividad. Por ejemplo, en el colegio La Argentina, el nombre
está hecho con tapas de plástico y metal; el depósito fue construido con
botellas llenas de papeles; y el inmenso jardín cuenta con un sinfín de plantas
puestas en frascos, canecas, juguetes dañados, electrodomésticos, jeans, botas
de caucho, zapatos, llantas y hasta muñecas decoradas.
El esfuerzo de los
profesores y niños no se queda en la estética. El material recolectado es
utilizado para elaborar artículos que prestan diferentes servicios en la
cocina, los baños y, por supuesto, los salones de clase.
Gracias al ingenio
y el trabajo en equipo, se han construido herramientas pedagógicas de gran
relevancia para el aprendizaje de los menores. En ese sentido, se destacan
máquinas para armar palabras o hacer operaciones matemáticas e, incluso,
elementos para instruirse en acciones básicas como amarrarse los zapatos. Todos
estos artículos están fabricados con residuos.
"No es
solamente hacer esos elementos. Estos tienen un trasfondo pedagógico muy
importante. Por ejemplo, en matemáticas, miramos el espacio que cubre una
botella para saber cuántas se necesitan para toda la pared de una de las aulas
o un salón prefabricado. Además, los niños aprenden cómo se forma el plástico o
por qué le hace daño al ambiente", explicó el director de la Agrupación Rural OHACA.
En el modo de
calificar el avance de los alumnos, también se aplica la reutilización. Cada
aula cuenta con el "Semáforo de mi salón", un tablero en el que son
ubicadas, en el color verde, amarillo o rojo, unas cucharas plásticas con los
nombres de los estudiantes, dependiendo de su rendimiento académico o
comportamiento.
Desde temprana
edad, los niños reciben esta pedagogía y empiezan a interiorizarla en vida
diaria. En los primeros años ya son conscientes de que arrojar papeles o
plásticos al suelo es perjudicial para el ambiente y la sostenibilidad de los
recursos naturales.
Para Sara
Rodríguez, madre de una de las alumnas del colegio La Argentina, es muy
importante este modelo educativo, ya que los niños toman consciencia
ambiental: "Mi
hija entró a la escuela a los tres años y ella no permitía que yo fuera por la
calle y botara una botella. Los niños aprenden que las cosas no son para
desecharlas, sino que les dan otra utilidad. Ellos se motivan a reciclar y no
contaminar el medioambiente", expresó.
Además del enfoque
de reutilización, el modelo educativo de la Agrupación Rural OHACA les ofrece a
los niños la posibilidad de desarrollar otras prácticas que contribuyen a la
preservación de los ecosistemas, como la realización de huertas ecológicas, el
cuidado de animales y la protección de los afluentes cercanos a la zona.
"A
nosotros nos han enseñado a cuidar el medioambiente, el agua y el pasto (a no
pisarlo), a reciclar botellas y proteger los animales, porque son muy hermosos
y son como los hijos de Dios", dijo Laura
Sanabria, estudiante del colegio El Curubital.
Reutilización y
buenas prácticas ambientales en el hogar
La pandemia no ha
sido una excusa para dejar de aplicar los aprendizajes ambientales en la casa.
Durante este año, los niños, en compañía de sus familiares, han continuado con
su proyecto de recolección y transformación de residuos en artesanías.
Es importante
resaltar que las familias juegan un rol fundamental en la aprehensión de los
conocimientos por parte de los pequeños. Estas se vinculan a las actividades de
reutilización, aplican prácticas sostenibles en la agricultura y atienden con
interés las sugerencias que ellos les hacen.
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también: Una heroína que reduce la disposición de residuos
orgánicos en el relleno sanitario.
"Aquí siempre
ha sido como una familia la escuela y las comunidades, porque esta nos ha
vinculado mucho. Allá nos aportan ideas para que practiquemos en las
casas", destacó María del Carmen
Cárdenas, habitante de la vereda Los Arrayanes y abuela de una niña, quien en
su huerta tiene diferentes tipos de yerbas aromáticas, frutas y hortalizas.
La Agrupación
Rural OHACA es un modelo a seguir y una demostración de que es posible darles
una segunda vida a los residuos para contribuir al cuidado y preservación de la
naturaleza.
La Secretaría de Ambiente reconoce la importancia que tiene esta iniciativa en la conservación del territorio e invita a la ciudadanía a replicar acciones de este tipo para que cada vez más personas aporten al cuidado de la naturaleza.
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