¿Por qué ‘biodiversidad’ es la nueva palabra de moda que necesitas saber?
Para estos momentos ya todos estamos muy conscientes de la crisis ambiental que enfrentamos. Pero además, enfrentamos una crisis de biodiversidad: la variedad de especies que viven en nuestro planeta. Según el reporte de la ONU de 2019, actualmente hay un millón de especies en peligro de extinción, mientras que se estima que la pérdida de biodiversidad que vivimos es 1,000 veces mayor que la tasa natural: una tendencia perturbadora que necesitamos frenar urgentemente.
‘No se trata solo de los animales que nos encanta ver y oír; necesitamos a la naturaleza para prosperar’, le dice a Vogue Bambi Semroc, vicepresidenta de mercados sustentables y estrategia en la organización estadounidense sin fines de lucro Conservation International. ‘La biodiversidad y los ecosistemas funcionales nos dan el agua que necesitamos, nos dan los alimentos que comemos. Necesitamos esos ecosistemas para estar sanos.’
También es esencial preservar nuestros ecosistemas cuando se trata de la crisis climática, con la deforestación como ejemplo obvio de cómo estamos perdiendo los sumideros naturales de carbono de nuestro planeta (que absorben el CO2 de la atmósfera). ‘La naturaleza tiene un papel central en la solución de la crisis climática’, añade Semroc. ‘Alrededor del 30% de las soluciones al cambio climático deben provenir de la naturaleza.’
¿Qué impacto tiene la moda en la biodiversidad?
Afortunadamente, la industria de la moda está abriendo los ojos poco a poco ante su impacto sobre la biodiversidad. ‘La mayoría de nuestras materias primas vienen directamente de granjas, de la agricultura, de los paisajes, de los bosques’, dice Marie-Claire Daveu, jefa de sustentabilidad y de asuntos institucionales internacionales de Kering. ‘Está [teniendo] un impacto en la naturaleza.’
La siembra de algodón —que compone un tercio de las fibras de nuestra ropa— puede llevar a la degradación del suelo y a la pérdida del hábitat, además de que daña ciertas especies a través del uso de pesticidas. Por su parte, la piel es un producto de ganadería, la industria responsable del 70% de la deforestación en la selva amazónica. La viscosa también contribuye significativamente a la deforestación, pues se necesita talar la exorbitante cantidad de 150 millones de árboles anualmente para producir esa fibra.
‘No necesitamos talar árboles de 800 años para hacer camisetas', dice Nicole Rycroft, directora ejecutiva y fundadora de la organización canadiense sin fines de lucro Canopy. ‘Los ecosistemas boscosos son el hogar del 80% de las especies terrestre con las que compartimos el planeta, y la pérdida de hábitats es un componente principal del declive de biodiversidad que estamos viendo. La moda tiene una gran huella ecológica.’
Otros materiales, como la lana y el casimir, pueden llevar a la degradación de la tierra y a la perturbación de cadenas alimenticias, mientras que las fibras sintéticas, como el poliéster, se extraen minando combustibles fósiles, lo que también lleva a la degradación del suelo y a la pérdida de hábitats (sin mencionar las emisiones de efecto invernadero de los millones de microplásticos dañinos que después se liberan en los océanos).
© Julia Marino / #ThursdaysChild x Trunk Archive
¿Cuáles son las soluciones?
Más de 200 marcas de la moda se han comprometido a restaurar la biodiversidad como parte del Fashion Pact, que incluye un compromiso de cero deforestación y un manejo sustentable de los bosques para 2025. Kering, que encabezó el pacto y es dueño de Gucci, también se comprometió a tener un impacto positivo neto en la biodiversidad para 2025, y a lanzar el Fondo Regenerativo para la Naturaleza junto con Conservation International, que pretende hacer la transición de un millón de hectáreas de tierras de cultivo y pastizales donde pastan los animales a prácticas agrícolas regeneradoras durante los siguientes cinco años.
‘Tenemos cuatro pilares en nuestra estrategia de biodiversidad’, dice Daveu. ‘El primero es evitar el impacto negativo en la biodiversidad; el segundo es reducir la pérdida de biodiversidad con ciencia y certificaciones de materiales; el tercero es restaurar y regenerar los ecosistemas, y el cuarto es transformar: trascender nuestros límites como grupo Kering y trabajar con otras industrias para revolucionar la cadena de suministro.’
La viscosa es un área que ha tenido un impacto significativo en los últimos años, pues Canopy ha estado trabajando con empresas como Stella McCartney, Eileen Fisher y Levi’s para presionar a los proveedores para que garanticen que su viscosa no provenga de bosques antiguos y en peligro. De hecho, un reporte de 2020 descubrió que el 52% de la viscosa global ya no viene de esos bosques en peligro; una mejoría significativa frente al 28% de 2018.
También es esencial preservar nuestros ecosistemas cuando se trata de la crisis climática, con la deforestación como ejemplo obvio de cómo estamos perdiendo los sumideros naturales de carbono de nuestro planeta (que absorben el CO2 de la atmósfera). ‘La naturaleza tiene un papel central en la solución de la crisis climática’, añade Semroc. ‘Alrededor del 30% de las soluciones al cambio climático deben provenir de la naturaleza.’
¿Qué impacto tiene la moda en la biodiversidad?
Afortunadamente, la industria de la moda está abriendo los ojos poco a poco ante su impacto sobre la biodiversidad. ‘La mayoría de nuestras materias primas vienen directamente de granjas, de la agricultura, de los paisajes, de los bosques’, dice Marie-Claire Daveu, jefa de sustentabilidad y de asuntos institucionales internacionales de Kering. ‘Está [teniendo] un impacto en la naturaleza.’
La siembra de algodón —que compone un tercio de las fibras de nuestra ropa— puede llevar a la degradación del suelo y a la pérdida del hábitat, además de que daña ciertas especies a través del uso de pesticidas. Por su parte, la piel es un producto de ganadería, la industria responsable del 70% de la deforestación en la selva amazónica. La viscosa también contribuye significativamente a la deforestación, pues se necesita talar la exorbitante cantidad de 150 millones de árboles anualmente para producir esa fibra.
‘No necesitamos talar árboles de 800 años para hacer camisetas', dice Nicole Rycroft, directora ejecutiva y fundadora de la organización canadiense sin fines de lucro Canopy. ‘Los ecosistemas boscosos son el hogar del 80% de las especies terrestre con las que compartimos el planeta, y la pérdida de hábitats es un componente principal del declive de biodiversidad que estamos viendo. La moda tiene una gran huella ecológica.’
Otros materiales, como la lana y el casimir, pueden llevar a la degradación de la tierra y a la perturbación de cadenas alimenticias, mientras que las fibras sintéticas, como el poliéster, se extraen minando combustibles fósiles, lo que también lleva a la degradación del suelo y a la pérdida de hábitats (sin mencionar las emisiones de efecto invernadero de los millones de microplásticos dañinos que después se liberan en los océanos).
¿Cuáles son las soluciones?
Más de 200 marcas de la moda se han comprometido a restaurar la biodiversidad como parte del Fashion Pact, que incluye un compromiso de cero deforestación y un manejo sustentable de los bosques para 2025. Kering, que encabezó el pacto y es dueño de Gucci, también se comprometió a tener un impacto positivo neto en la biodiversidad para 2025, y a lanzar el Fondo Regenerativo para la Naturaleza junto con Conservation International, que pretende hacer la transición de un millón de hectáreas de tierras de cultivo y pastizales donde pastan los animales a prácticas agrícolas regeneradoras durante los siguientes cinco años.
‘Tenemos cuatro pilares en nuestra estrategia de biodiversidad’, dice Daveu. ‘El primero es evitar el impacto negativo en la biodiversidad; el segundo es reducir la pérdida de biodiversidad con ciencia y certificaciones de materiales; el tercero es restaurar y regenerar los ecosistemas, y el cuarto es transformar: trascender nuestros límites como grupo Kering y trabajar con otras industrias para revolucionar la cadena de suministro.’
La viscosa es un área que ha tenido un impacto significativo en los últimos años, pues Canopy ha estado trabajando con empresas como Stella McCartney, Eileen Fisher y Levi’s para presionar a los proveedores para que garanticen que su viscosa no provenga de bosques antiguos y en peligro. De hecho, un reporte de 2020 descubrió que el 52% de la viscosa global ya no viene de esos bosques en peligro; una mejoría significativa frente al 28% de 2018.
La agricultura regeneradora, que involucra prácticas como la siembra directa y el policultivo, también ha atraído mucha más atención últimamente por su capacidad de restaurar la salud del suelo, así como la de los ecosistemas. ‘Cuando ya tienes un suelo muy vivo, se desintoxica de herbicidas químicos de manera natural porque está funcionando’, explica Rebecca Burgess, fundadora de la organización californiana sin fines de lucro Fibershed. ‘El suelo también se empieza a convertir en semillero de todas las demás especies de plantas, como las hermosas flores silvestres, lo que significa que las poblaciones nativas de abejas están mucho más sanas: se dan todos esos efectos en cascada.’
Marcas como Mara Hoffman también están usando la lana Climate Beneficial Wool de Fibershed, que se produce de una manera que restaura los ecosistemas. ‘Uno de los ganaderos de nuestro equipo de fibra de lana, por ejemplo, ya casi completa la restauración de 3,000 acres de tierra para un ave en peligro llamada gallo de salvia’, dice Burgess. ‘Así que hay una buena sinergia entre la restauración del hábitat y la producción de fibra.'
¿Cuáles son los siguientes pasos?
La industria de la moda sin duda tendrá que invertir más en este tipo de iniciativas y trabajar más de cerca con los proveedores para que se dé un cambio generalizado, además de pasar a alternativas más recicladas, dado el impacto de las materias primas en nuestro planeta. El 2021 promete ser un año importantísimo para la biodiversidad gracias a la conferencia de la ONU sobre este tema programada para mayo en China, por lo tanto, es importante lograr que las marcas de la industria se suban al barco. ‘Tenemos que aprovechar este impulso para alentar a la gente a tomar decisiones concretas para transformar la cadena de suministro’, dice Daveu.
Y para los consumidores, el primer paso es reconocer que nuestra ropa viene de la naturaleza y el impacto que tiene. ‘Podemos apoyar a las marcas que ya tienen políticas establecidas [para proteger la biodiversidad]’, concluye Rycroft. ‘Y asegurarnos de que, al comprar ropa, elijamos cosas que nos gustan y que nos veamos usando en cinco, diez o incluso en 25 años.’
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