¿Qué son las ciudades comestibles y por qué contribuyen a la seguridad alimentaria
Los espacios verdes en las ciudades, además de conectar a las personas con la naturaleza, podrían ser una fuente importante para el cultivo y cosecha de alimentos frente a la crisis climática.
A medida que los centros urbanos comprenden su creciente influencia como creadores de cambios y su responsabilidad en la sostenibilidad, como hogar de un gran porcentaje de la población mundial, el concepto de ciudades comestibles ha comenzado a ganar fuerza.
Las ciudades comestibles además de promover la sostenibilidad y construir una ciudad más verde. También tratan de fomentar la participación de la comunidad y construir comunidades alrededor de jardines urbanos como respuesta ante el cambio climático.
Pero eso no es todo, la iniciativa también busca reconocer la importancia de la salud mental; y cómo el acceso a los espacios verdes y la conexión con la naturaleza mejoran el bienestar general de los residentes urbanos. También están diseñados para combatir el aislamiento social; reunir a personas de todos los ámbitos de la vida, para cultivar productos que todos puedan disfrutar.
Es probable que el 70% de la población mundial viva en áreas urbanas para 2050.
Ciertamente con el aumento de la población en áreas rurales, alimentar sus habitantes requerirá cadenas de suministro complejas y vulnerables al colapso. ¿Cómo podrían las ciudades comestibles contribuir a la soberanía alimentaria?
Ciudades comestibles
Aunque ciertamente no hay una definición clara sobre de ciudades comestibles, el concepto gana conciencia entre los urbanistas y los residentes por igual. En esencia, se refiere a una ciudad que prioriza y desarrolla jardines urbanos públicos, donde los residentes pueden cultivar y cosechar frutas y verduras. También podría incluir la apicultura y, en algunas ciudades, la ganadería y la piscicultura. En algunas ciudades, esta jardinería también puede implicar la agricultura de interior impulsada por alta tecnología.
Nicolas Brassier propietario de Peas&Love —una granja urbana que se ha expandido a siete sitios en Francia y Bélgica —, y su socio comercial Maxime Petit, agrónomo, consientes del cambio climático, comparten la idea de que la agricultura urbana puede acercar la producción de alimentos a las personas de la ciudad; al tiempo que hace de las ciudades lugares más agradables para vivir al reintroducir la naturaleza en estas junglas de cemento.
El aumento de la población la población urbana para 2050, acelera la urgencia de que las ciudades aprendan más sobre cómo pueden desarrollar formas de asumir la responsabilidad de alimentar a sus propios residentes.
Ciertamente, los residentes de las ciudades comestibles lo entienden, y saben la importancia de construir economías locales y sostenibles. Muchos de los jardines dentro de las ciudades comestibles cultivan productos que luego son utilizados por los restaurantes locales, creando una nueva cadena de comercio sostenible, así como nuevas oportunidades laborales para los residentes de la ciudad.
Granjas urbanas
La granja urbana Peas&Love ha desarrollado un concepto alrededor de la producción y transformación de alimentos. El concepto sugiere espacios de cultivo compartido, donde los residentes pagan una suscripción mensual para acceder a una granja urbana con una combinación de parcelas individuales. La finca es cultivada por empleados y suscriptores, quienes contribuyen y cosechan en su tiempo libre.
¿Cuál es la clave para granjas como Peas&Love ? Las granjas están ubicadas en los techos de hoteles o centros comerciales, de esta forma se aprovechan los espacios. A primera vista, puede parecer que las ciudades no tienen mucha tierra disponible para la agricultura entre el asfalto, las aceras y los edificios. Pero los techos planos de muchos edificios comerciales en las ciudades son espacios que esperan ser cultivados.
Algunas otras granjas urbanas, también emplean espacios subutilizados en las ciudades para crear «terceros lugares» donde las personas pueden reconectarse con la naturaleza y su alimentación. Los techos de los edificios de oficinas, las vías del tren e incluso los estacionamientos infrautilizados ahora pueden albergar granjas urbanas.
La historia de Peas&Love es emblemática de un creciente movimiento francés para abordar el envejecimiento de la población de agricultores y la desconexión entre los jóvenes, la producción y el productor. La mitad de los agricultores rurales de Francia llegarán a la edad de jubilación en la próxima década . Al mismo tiempo, los ciudadanos están cada vez más interesados en su dieta y la crisis del Covid-19 reveló una necesidad urgente de entornos urbanos más verdes.
Granjas de interior
Si bien las granjas urbanas de interior como las de Tokio permiten a los productores reducir las millas aéreas y el desperdicio de alimentos, tienen poco impacto en la biodiversidad urbana. Los agricultores urbanos al aire libre reconocen la eficiencia de sus homólogos de interior, pero afirman que sus propios métodos son más sostenibles, ya que las granjas de interior dependen de la electricidad para encender la iluminación y proporcionar calor, que una granja al aire libre puede obtener del sol.
Las granjas de interior usan hasta un 90% menos agua y podría ser una gran solución para zonas con falta de tierra agrícola como Singapur.
Las granjas verticales de interior pueden ser una solución valiosa para áreas con escasez de tierras agrícolas como Singapur, que es líder en esta industria. También es una herramienta valiosa en lugares con condiciones climáticas desfavorables para el cultivo al aire libre, como los países nórdicos, por ejemplo.
¿Y la soberanía alimentaria?
De acuerdo con la OMS, a medida que crece la población mundial, la demanda de alimentos son un desafío para la seguridad alimentaria.
La soberanía alimentaria hace referencia al acceso acceso a cantidades suficientes de alimentos seguros y nutritivos para mantener la vida y promover la buena salud.
En todo el mundo, se estima que 600 millones enferman cada año después de comer alimentos contaminados, lo que provoca 420 000 muertes y la pérdida de 33 millones de años de vida saludable.
A pesar de los esfuerzos de agricultultores por resolver el problema de la soberanía alimentaria, las fincas urbanas enfrentan muchas barreras. Roofscapes— empresas de arquitectura que reverdece los techos inclinados de París sin dañarlos—, por ejemplo, tuvo complejidades para obtener las autorizaciones legales para instalar una terraza piloto. Las granjas urbanas tampoco son adecuadas para producir algunos cultivos como los cereales, que requieren grandes superficies para crecer a gran escala. Puede que nunca sea posible cultivar trigo para hacer harina en una ciudad, pero los cereales y los granos constituyen la gran mayoría de las calorías que consume el mundo.
Con este ejemplo se ilustran algunos desafíos y debates de las ciudades comestibles: ¿Debe haber regulaciones sobre el uso del espacio urbano para actividades que beneficien la biodiversidad urbana? ¿qué tan nutritivos serán los alimentos en terrenos poco usuales?
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