¿Es la economía verde la solución?
Hablar de este tipo de economía es poner sobre la mesa una pregunta que gobiernos y organizaciones se hacen: ¿Es la economía verde la solución?
Economía verde la solución.- La humanidad enfrenta serios desafíos en las próximas décadas: cambio climático, pérdida de biodiversidad, creciente desigualdad y más. Estas crisis globales sistémicas no se pueden abordar de forma aislada, porque están todas interconectadas.
Sin embargo, la realidad es que nuestros sistemas económicos no son lo suficientemente aptos para lograr un buen equilibrio entre los objetivos ambientales y sociales.
Las economías son, en el fondo, una colección de reglas y normas que recompensan algunos comportamientos y castigan otros. En su forma actual, nuestras economías incentivan el consumo excesivo, degradan los lazos comunales y destruyen la riqueza natural.
Pero esto no es inevitable; es simplemente cómo han evolucionado nuestras economías para funcionar. Para solucionar estos problemas se requiere una nueva visión económica. ¿La economía verde es la solución?
¿Qué es la economía verde?
La economía verde reconoce que el crecimiento económico vigente no ha incorporado las externalidades sociales ni ambientales. Su propuesta es alcanzar el bienestar y la equidad social al mismo tiempo que reducir significativamente los riesgos ambientales y prevenir la escasez de recursos naturales.
Implica que el crecimiento económico y el empleo deben lograrse con inversiones públicas y privadas que reduzcan las emisiones de carbón y la contaminación, promuevan la eficiencia en el consumo de energía y de recursos y prevengan la pérdida de la biodiversidad y de los servicios ambientales; es decir, se trata de una economía de bajo consumo de carbón, con eficiencia ambiental y socialmente incluyente. ¿Es la economía verde la solución?
Principios de la economía verde
1. El principio del bienestar
De acuerdo con el portal Green Economy Coalition, la economía verde se centra en las personas. Su propósito es crear una prosperidad genuina y compartida. Se centra en el crecimiento de la riqueza que contribuirá al bienestar.
Esta riqueza no es meramente financiera, sino que incluye toda la gama de capitales humanos, sociales, físicos y naturales. Prioriza la inversión y el acceso a los sistemas naturales sostenibles, la infraestructura, el conocimiento y la educación necesarios para que todas las personas prosperen.
También ofrece oportunidades para medios de vida, empresas y empleos ecológicos y decentes. Se basa en la acción colectiva por los bienes públicos, pero se basa en elecciones individuales.
2. El principio de justicia
La economía verde es inclusiva y no discriminatoria. Comparte la toma de decisiones, los beneficios y los costos de manera justa; evita la captura de la élite; y apoya especialmente el empoderamiento de la mujer.
Promueve la distribución equitativa de oportunidades y resultados, reduciendo las disparidades entre las personas y, al mismo tiempo, brinda suficiente espacio para la vida silvestre y la naturaleza.
Se necesita una perspectiva a largo plazo de la economía, creando riqueza y resiliencia que sirvan a los intereses de los futuros ciudadanos, al tiempo que se actúa con urgencia para abordar la pobreza y la injusticia multidimensionales de hoy.
Se basa en la solidaridad y la justicia social, fortaleciendo la confianza y los lazos sociales, y apoyando los derechos humanos, los derechos de los trabajadores, los pueblos indígenas y las minorías, y el derecho al desarrollo sostenible.
Promueve el empoderamiento de las MIPYMES, las empresas sociales y los medios de vida sostenibles. Busca una transición rápida y justa y cubre sus costos, sin dejar a nadie atrás, permitiendo que los grupos vulnerables sean agentes de la transición e innovando en la protección social y la readaptación profesional.
3. El principio de los límites planetarios
Una economía verde inclusiva reconoce y nutre los diversos valores de la naturaleza: los valores funcionales de proporcionar bienes y servicios que sustentan la economía, los valores culturales de la naturaleza que sustentan las sociedades y los valores ecológicos de la naturaleza que sustentan toda la vida misma.
Reconoce la sustituibilidad limitada del capital natural con otros capitales, empleando el principio de precaución para evitar la pérdida de capital natural crítico y romper los límites ecológicos. Invierte en la protección, el crecimiento y la restauración de la biodiversidad, el suelo, el agua, el aire y los sistemas naturales.
Es innovador en el manejo de sistemas naturales, informado por sus propiedades como la circularidad, y alineado con los medios de vida de la comunidad local basados en la biodiversidad y los sistemas naturales.
4. El principio de eficiencia y suficiencia
Una economía verde inclusiva es baja en carbono, conserva los recursos, es diversa y circular. Adopta nuevos modelos de desarrollo económico que abordan el desafío de crear prosperidad dentro de los límites planetarios.
Reconoce que debe haber un cambio global significativo para limitar el consumo de recursos naturales a niveles físicamente sostenibles si queremos permanecer dentro de los límites planetarios.
Reconoce un “piso social” de consumo de bienes y servicios básicos que es esencial para alcanzar el bienestar y la dignidad de las personas, así como “picos” inaceptables de consumo. Alinea precios, subsidios e incentivos con los costos reales para la sociedad, a través de mecanismos en los que “quien contamina paga” y / o donde los beneficios se acumulan para quienes brindan resultados ecológicos inclusivos.
5. El principio de buen gobierno
Una economía verde inclusiva se basa en pruebas: sus normas e instituciones son interdisciplinarias, y utilizan tanto la ciencia como la economía sólidas junto con el conocimiento local para la estrategia de adaptación.
Cuenta con el apoyo de instituciones integradas, colaborativas y coherentes, horizontalmente en todos los sectores y verticalmente en todos los niveles de gobernanza, y con la capacidad adecuada para cumplir con sus respectivos roles de manera eficaz, eficiente y responsable.
Requiere participación pública, consentimiento fundamentado previo, transparencia, diálogo social, responsabilidad democrática y libertad frente a los intereses creados en todas las instituciones (públicas, privadas y de la sociedad civil) para que el liderazgo ilustrado se complemente con la demanda social.
Promueve la toma de decisiones descentralizada para las economías locales y la gestión de los sistemas naturales, al tiempo que mantiene sólidos estándares, procedimientos y sistemas de cumplimiento centralizados y comunes. Construye un sistema financiero con el propósito de brindar bienestar y sostenibilidad, establecido de manera que sirva de manera segura a los intereses de la sociedad.
¿Cómo se genera una transformación hacia la economía verde?
La transformación hacia la economía verde requiere un serio y decidido involucramiento del Gobierno y del sector privado. ¿Es la economía verde la solución? Si es así, el Gobierno deberá reformar políticas, mejorar el marco normativo; y su cumplimiento, proveer nuevos incentivos, cambiar políticas fiscales y eliminar subsidios que dañen el medio ambiente, fortalecer infraestructura y mecanismos de mercado, redirigir inversión pública, promover productos verdes e incorporarlos en las adquisiciones gubernamentales.
A su vez, el sector privado deberá aprovechar la oportunidad que representa la economía verde respondiendo a las reformas de políticas y señales de precios mediante mayores niveles de inversión financiera. Debido al carácter global de la economía actual, no basta con que el tránsito hacia una economía verde se realice país por país; se requiere un acuerdo multilateral y de cooperación que siente las bases del cambio.
Este planteamiento ha tenido diversas críticas, la mayoría surgidas desde los países en vías de desarrollo y de Organizaciones No Gubernamentales. Entre los argumentos aparecidos se menciona que la economía verde es la imposición de un nuevo modelo económico de los países desarrollados para frenar el crecimiento de aquellos en desarrollo, que es un lujo que sólo los países desarrollados pueden atender, que son nuevas formas de proteccionismo, que se trata de nuevos campos de expansión para el capitalismo y las finanzas mundiales, y que el resultado será la mercantilización de la naturaleza y el establecimiento de nuevos derechos de propiedad sobre los bienes comunes y los servicios ambientales.
La polarización de argumentos pone en riesgo el logro de consensos. El debate parece, por el momento, de posicionamientos ideológicos más que de construcción de propuestas viables que aceleren el tránsito hacia el desarrollo sustentable. Sería un error que en la defensa de los planteamientos de la economía verde se sustituya el paradigma de desarrollo sustentable, el cual, si bien su concreción ha sido mucho más compleja de lo esperado, sigue siendo vigente.
La economía verde debe ser entendida como un instrumento al servicio de la construcción de la sustentabilidad del desarrollo. Este, junto con otros instrumentos y procesos como el fortalecimiento del marco regulatorio, la gobernanza, la innovación y transferencia tecnológica, la consolidación de capacidades locales y las políticas demográficas apropiadas pueden reducir y eliminar las formas insustentables de consumo y producción que afectan al medio ambiente y promover políticas orientadas a la erradicación de la pobreza y a la disminución de las desigualdades sociales.
Ello implicará poner también a debate las políticas de seguridad alimentaria y de producción de alimentos, de consumo de energía y de agua, de reducción de la vulnerabilidad, del uso y valoración de la biodiversidad, del suelo, de la atmósfera y de los servicios ambientales. El proceso está en curso.
¿Qué opinas tú ¿Es la economía verde la solución?
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