Fue así como se formó el depósito salino de Zipaquirá, este abarca un área aproximada de 1 kilómetro cuadrado y alcanza profundidades cercanas a los 500 metros. Es un paraíso oculto en las profundidades de la tierra.
Según lo describen los relatores del lugar, fue hacia 1537 cuando, según cuenta la historia, el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Santafé de Bogotá y quien visitó las minas de sal, los indígenas explotaron estas profundidades y que esto se realizó por lo menos hasta el año de 1768. Era un sistema muy rudimentario de extracción superficial y continuó durante el tiempo de la dominación española, la misma que en el año de 1777 estableció la administración de las salinas.
Según los relatores de la historia de la catedral, a medida que se avanzó en la explotación de la mina se fueron formando enormes socavones y pilares.
Cuando los mineros evidenciaron las místicas formaciones, por lo general creyentes fueron quienes hicieron pequeños altares en distintos lugares. Por ejemplo, a la entrada del recinto mayor del nivel Potosí excavaron un nicho mayor en la roca y colocaron allí una imagen de la Santísima Virgen, que empezaron a venerar bajo la advocación de Nuestra señora del Rosario de Guasa.
Así fue como día tras día fue creciendo el fervor en las profundidades. El lugar era como un espacio espiritual. De hecho, fueron los mineros quienes le pidieron al párroco de la ciudad que celebrara para ellos la misa ante la imagen de la Virgen ya bendita. Fue así como surgió la idea de convertir en templo los cuatro enormes socavones donde se veneraba a la Virgen.
Tanto insistieron que su idea tuvo eco y fue acogida por el Banco de la República, que administraba entonces el lugar y desde 1932 las salinas.
En 1975, veinte años después de inaugurada la obra, se iniciaron estudios, ordenados por el IFI Concesión de Salinas a la Universidad de Claustral en Alemania, a través del ingeniero de minas, profesor Wolf-gang Dreyer, para evaluar el comportamiento estructural del área.
Era necesario saber qué riesgos podían generar una serie de grietas que se venían presentando en las columnas de la iglesia, que, por su esbeltez y secciones variables, aparentemente se estaban fracturando y podrían llegar a generar desprendimientos de roca ante la enorme carga de la montaña. La decisión fue cerrarla y así evitar riesgos.
Siempre se buscó la opinión de expertos pues el lugar siempre ha llamado visitantes.
Visitas a la antigua mina.
Un nuevo proyectoEl 3 de septiembre de 1990, el IFI Concesión Salinas y la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) convocaron el concurso de diseño para el proyecto de la Nueva Catedral de Sal de Zipaquirá.
A este se inscribieron 88 firmas. El proyecto ganador, entre 47 propuestas presentadas, fue el del arquitecto Roswell Garavito Pearl, quien a finales de 1991 entregó los planos de la nueva catedral.
Así fue que se dio inicio a los trabajos internos de minería en cabeza del director técnico Jorge Enrique Castelblanco.
Fueron muchos los que trabajaron en este proyecto. Gracias a la ayuda de 127 mineros, 110 talladores y 80 trabajadores, finalmente, el 16 de diciembre de 1995 abrió sus puertas la Catedral de Sal de Zipaquirá, que fue catalogada en 2007 como la primera maravilla de Colombia. También es considerada una obra arquitectónica, religiosa, cultural, y turística.
Un recorrido majestuosoDe la plaza ceremonial se desciende a las profundidades hacia el interior de la Catedral de Sal. Es como si el mundo exterior representara el origen.
Luego el camino va conduciendo a los visitantes. El ingreso está marcado por la grieta del Umbral, que simboliza el paso de lo material a lo inmaterial, de lo terrenal a lo espiritual.
Poco a poco se va penetrando la montaña bajo el campanario y la Gran Cruz, de esta última emerge la cruz cardinal, símbolo de unión de los pueblos.
Además de la sacralidad impresa en el lugar la conceptualización espacial, las texturas, las formas, las dimensiones y estructura arquitectónica embelesan a los visitantes. Otro aspecto que llama mucho la atención es el manejo de la luz, pues permite algo así como una inmersión espiritual.
La turística Catedral de Sal de Zipaquirá, en Colombia, será incluida en la edición 2017 del libro Ripley Entertainment, que reúne objetos, lugares y personajes extraordinarios de todo el mundo.
Foto: Filiberto Pinzón Acosta / El Tiempo
Este año, la primera maravilla de Colombia celebró, el 16 de diciembre de 2020, sus 25 años de apertura. Ese día se llevó a cabo un evento protocolario en el cual se contó con la presencia de todos los que contribuyeron a la construcción y creación de esta empresa zipaquireña.
Obviamente, los mineros fueron los invitados especiales. Ellos jugaron un papel muy importante, lo mismo que los ingenieros, clientes, escultores, arquitectos y demás personajes que marcaron la historia de Catedral.
Durante la conmemoración de los 25 años se lanzaron nuevos atractivos para los viajeros. Son proyectos tecnológicos y digitales como mapping, llamado Luz de Esperanza, con proyecciones netamente religiosas, en el cual se cuenta la historia de la creación del universo, y también un recorrido virtual.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA SECCIÓN BOGOTÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario