3 lecciones de la RSE de Patagonia
En el ámbito de la sostenibilidad corporativa, una frase recurrente entre los profesionales es: «No somos Patagonia». Esta expresión encapsula una serie de desafíos, excusas y resistencias que las empresas enfrentan al intentar adoptar prácticas sostenibles al estilo de la icónica marca de ropa outdoor, según Dylan Siegler, vicepresidenta senior de sostenibilidad de Green Biz.
Fundada en 1973 por Yvon Chouinard y con sede en California, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de Patagonia se ha destacado en la industria de la moda y el comercio minorista. En el libro «El Futuro de la Empresa Responsable» (2012), se revela que la empresa considera la innovación como una herramienta fundamental para abordar los desafíos ambientales y sociales, ofreciendo un modelo para otras empresas que buscan marcar la diferencia en el mundo.
Patagonia: Un ejemplo de sostenibilidad encarnada
La relación entre Patagonia y la sostenibilidad es una historia en la que la empresa se ha erigido como un faro de prácticas comerciales responsables y un defensor apasionado del medio ambiente. Desde su fundación, la marca ha demostrado que la excelencia empresarial y la sostenibilidad no solo pueden coexistir, sino también potenciarse mutuamente.
La aproximación de Patagonia a materiales sostenibles, reducción de emisiones, priorización del bien social y su estilo de comunicación al respecto son temas enseñados en programas de posgrado en sostenibilidad en todo el mundo.
Desde fabricar polar a partir de botellas de plástico en 1993 hasta el provocador lanzamiento de la campaña «Don’t Buy This Jacket» («No compres esta chaqueta») en el Viernes Negro de 2011, Patagonia ha sido un pionero en la innovación sostenible. La campaña desafiaba la cultura del consumismo alentando a los clientes a reflexionar sobre la verdadera necesidad de sus compras, destacando así la preocupación de la empresa por la sobreproducción y el impacto ambiental del consumo desmedido.
En el libro «La Empresa Responsable», Vincent Stanley, director de filosofía de Patagonia, explora lo que significa ser responsable con seis audiencias: propietarios/accionistas, trabajadores, clientes, comunidad, naturaleza y sociedad, con ejemplos francos de los desafíos de Patagonia para hacerlo bien. A través de estas lecciones, la autenticidad de Patagonia se revela en tres temas clave.
3 Lecciones de la RSE de Patagonia
1. Patagonia no fabrica ni vende productos de baja calidad
Patagonia tuvo una ventaja en esto. Su enfoque en la alta calidad se originó en la fabricación de equipos de escalada, donde la vida de los clientes depende de la calidad del producto. Este compromiso con la calidad contribuyó a un precio alto, pero la empresa, con sus $1.5 mil millones de dólares en ingresos anuales, puede permitirse ser sostenible gracias a la licencia social y el capital.
Aunque la calidad a veces implica costos adicionales, Patagonia invierte en investigación y desarrollo, como su transición de 15 años para eliminar compuestos perfluorados, también conocidos como PFAS, sustancias químicas utilizadas en productos impermeables y repelentes al agua. Este esfuerzo demuestra el compromiso de la empresa con la sostenibilidad y su disposición a asumir desafíos a largo plazo en aras de reducir su impacto ambiental.
2. Patagonia presta atención a los detalles pequeños y grandes
Aunque algunos profesionales de la sostenibilidad pueden desestimar estas acciones aparentemente marginales en comparación con los cambios a gran escala en modelos de negocios, energía y agua, y alternativas a los combustibles fósiles, la respuesta de Patagonia es esclarecedora. La empresa reconoce que más del 90% de su impacto ambiental proviene de los materiales que utiliza en la fabricación de sus productos. Por lo tanto, su enfoque se centra en todas las actividades, grandes y pequeñas, que afectan el uso y la gestión de estos materiales.
La razón detrás de la atención a las «cosas pequeñas» radica en la importancia de comprender y abordar cada aspecto de la cadena de suministro y las prácticas empresariales. Patagonia argumenta que prestar atención a actividades en apariencia pequeñas, como la reutilización de stands de ferias durante 10 años y su reciclaje completo al final de su vida útil, no solo tiene un impacto acumulativo significativo, sino que también mantiene a la empresa honesta en su búsqueda de sostenibilidad.
3. Patagonia no se excusa
El libro revela que inicialmente, Patagonia estaba destinada a ser una fuente de ingresos fácil de ordeñar, no una empresa obsesionada con el medio ambiente y asumiendo riesgos. Sin embargo, el amor del fundador y el personal por la naturaleza los llevó a cuestionar el impacto ambiental de sus acciones.Las transiciones de vida, en particular, tener hijos, llevaron a innovaciones sociales como la introducción de guarderías en el lugar de trabajo. Este compromiso con la calidad de vida de los colaboradores y su conexión con la naturaleza resaltan la autenticidad de los valores de la empresa.
La diferencia radica en la elección de hacer algo y en la persistencia para lograrlo, señala Stanley. La lección aquí es que las excusas no son útiles; siempre hay cosas que no se pueden hacer, pero la actitud de Patagonia demuestra que la sostenibilidad es posible, incluso en un mundo empresarial convencional. Si Patagonia, siendo rentable, puede hacerlo, otras empresas deberían prestar atención y seguir su ejemplo, enfatiza el libro. En última instancia, las lecciones de RSE de Patagonia no solo son aplicables, sino cruciales para la evolución sostenible del mundo empresarial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario