sábado, 1 de junio de 2019

Historia de Usaquén

USAQUÉN. EN LOS 50 AÑOS DE LA LLEGADA DEL APOLO XI A LA LUNA Por: Gabriel Eduardo Cortés Rincón, Consejero de Patrimonio del Consejo Local de Cultura de Usaquén

Por : Gabriel Eduardo Cortés Rincon 


USAQUÉN. EN LOS 50 AÑOS DE LA LLEGADA DEL APOLO XI A LA LUNA
Foto: Gabriel Eduardo Cortés Rincón Consejero de Patrimonio del Consejo Local de Cultura de Usaquén
Poco a poco. La colombianidad se ha ido convirtiendo en una fuerte manera de reconocernos. Si bien hay quienes se dedican a despreciar lo que hacemos, es bueno resaltar que hay en nuestra historia el registro de acciones y productos que son aportes importantes al avance de los humanos en el mundo.
Ante un accidente ocurrido en el interior de la “cápsula” del Apolo I, sucedido el 27 de enero de 1967, en el que desafortunadamente murieron incinerados los astronautas Gus Grisson, Es White y Roger Chaffee, producto de un incendio, dentro del habitáculo de su cápsula. La NASA, al revisar los elementos que se utilizaron en su interior, decidieron usar una tela, hecha con hilos de lana de oveja, teñidos de forma tradicional, como recubrimiento interno de las cápsulas, elaborada en la “Fábrica de Telas Huatay”, que estuvo ubicada en la esquina nororiental del “Parque Fundacional de Usaquén. Aún está la casa donde funcionó.
Por varios años, doña Raquel Vivas Rincón, guardó su compromiso con la Agencia Espacial Norteamericana, de no informar sobre los conocimientos usados, hasta que el tema se fue filtrando en los medios y seguramente la técnica aplicada ya ha sido superada. Este hecho, para quienes vivimos cerca de la fábrica y conocimos a sus trabajadores, algunos con quiénes mantenemos una buena amistad, nos generó orgullo y curiosidad que incidió en nuestra forma de ver la vida.
Hace unos años, pude comprobar la calidad “incombustible” de la lana al vivir una particular experiencia cuando acepté el reto de “chamuscar” los pelos de la cola de una oveja pequeña, a la que se le corta por salubridad de estos animalitos, reto que me propuso un campesino que se encargó de hacer ese corte, con el aliciente de ponderar una sopa que se hace, a la que llamo: “sancocho de cola”, como un plato exquisito. Ocupé varias horas tratando de carbonizar esos pelos, en una brasa, en donde casi me chamusco los dedos, pero al final disfrutamos una buena comida.
Encontrar desde ahora nuevos aportes al mundo, en un reto que nos invita a superar el “cambio climático”, las diferencias ideológicas, la codicia y otros defectos humanos, para que nuestro “grano de arena”, o tejido con “calidad ancestral”, tenga un noble sello colombiano, “Hecho en Usaquén” y así como las diferentes “Misiones Apolo”, llevaron en el interior de sus cápsulas el color, el calor acogedor y la buena energía hasta la Luna, podamos crear, fabricar, imaginar cosas que le sigan ayudando a la humanidad.

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