jueves, 28 de junio de 2018

Medio ambiente 


El Tequendama muestra mejor salud de río Bogotá

El salto que hace poco estaba seco y repleto de basuras, hoy es reflejo de recuperación.

El Tequendama muestra mejor salud de río Bogotá

La mejoría en la salud del río Bogotá hoy es palpable no solo por la posibilidad de navegarlo en tramos desde la calle 80 hasta la localidad de Suba y al salir por el sur de la ciudad hasta la vereda San Francisco en Soacha, sino por la renovación en el Salto de Tequendama.

Esta catarata, que marca el final de la cuenca media del río Bogotá, es una caída de 157 metros donde se oxigenan las aguas que ya han recorrido 30 kilómetros desde la capital. Al pasar por este canal deja atrás la espuma y el color negro, características que definen al río emblemático de la ciudad. “La gente no es consciente del río, por eso el proceso de recuperación es mucho más lento, no se dan cuenta de la importancia que tiene el agua dentro del movimiento de la ciudad, esas lechugas que en la casa consumimos son regadas con agua del río Bogotá, esa leche que tomamos es dada por vacas alimentadas por pasto mojado en el río Bogotá, es una cadena de la que todos somos parte”, dice María Victoria Blanco, directora de la Fundación Granja Ecológica El Porvenir. Entidad que administra la casona que enmarca el salto y que busca que los bogotanos se responsabilicen de la riqueza ambiental que este significa.

En el año 2010 no corría ni una gota de agua por el salto y el terreno era un botadero de basura con un olor nauseabundo, pero en el 2014 una sentencia de la Corte Constitucional sobre este afluente impuso responsabilidades en instituciones locales, regionales y nacionales para su descontaminación. “El año pasado se logró la adecuación hidráulica de la cuenca media, se avanzaron en obras que permitieron ampliar la ronda del río en seis millones de metros cuadrados y se retiraron cerca de ocho millones de metro cúbicos de basuras. Además, se sembraron 150.000 árboles con lo que dio otra cara a la ronda del río”, afirma funcionario de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca.

El salto cada vez se va llenando más, este centro de atracción turística y cultural desde la época de los muiscas, recibe el agua que es tratada por una parte de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) El Salitre, que se espera se finalice su construcción en el año 2020, y además el proceso sea apoyado por el Ptar Canoas que se empezará a construir el próximo año, para sanear las aguas residuales de los ríos que atraviesan Bogotá: Salitre, Fucha y Tunjuelo.

Patrimonio natural
Tres años después de que el Consejo de Estado ordenará al Ministerio de Ambiente declarar esta caída de agua patrimonio natural de la nación, no se vislumbra que se cumpla este mandato.
Aunque salto ya es patrimonio cultural desde el año 2016, en la sentencia del río del año 2014 en la página 1.547 del fallo dice que en un plazo máximo de un año el Ministerio de Ambiente debe dar el reconocimiento del Salto de Tequendama como Patrimonio Natural de Colombia, pero al día de hoy no ha habido tal reconocimiento. “En Colombia jurídicamente no existe el término de patrimonio natural” dice Ricardo Rodríguez, director del Consejo Estratégico de la Cuenca del río Bogotá.

Lo cierto es que se busca hacer del salto del Tequendama un punto estratégico no sólo para admirar su majestuosidad, sino para conocer el proceso de descontaminación del río y compartir, en un bosque cercano, con animales de granja y especies como el oso perezoso que ha vuelto a aparecer gracias al proceso de limpieza del río.


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