sábado, 19 de octubre de 2024

“Reminiscencia”: un juego caprichoso entre la memoria y la realidad

 

“Reminiscencia”: un juego caprichoso entre la memoria y la realidad

  • En el marco de la primera edición del FIAV Bogotá, se presentó “Reminiscencia”, una propuesta escénica del actor chileno Mauro Vaca.
  • A través de un monólogo y con recursos audiovisuales, Vaca aborda la temática del olvido, para él, su familia y su ciudad.

Escrito por: Juan Diego Bernal Espejo

Sin ti / Es inútil vivir / Como inútil será / El quererte olvidar”, esta estrofa pertenece a la célebre canción “Sin ti” del trío latinoamericano Los Panchos, quienes lograron marcar varias generaciones con sus poderosos boleros.

Esta letra romántica, además de formar parte de un rotundo éxito musical, aborda temas inherentes al ser humano, como el amor y la memoria, lo que ocasiona que al momento de escucharla sintamos una instantánea y profunda conexión con ella. Al igual que sucede con una interesante propuesta teatral del chileno Mauro Vaca Valenzuela.

Ambos temas sirvieron de pilar para que el actor, más conocido como “Malicho”, pudiera crear “Reminiscencia”, un ejercicio a modo de ensayo documental biográfico muy sensible, político e íntimo a la vez, por medio del que se transmiten experiencias inmersivas e introspectivas que llegaron a conmover las salas del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, en el marco de la primera edición del FIAV Bogotá.

“Malicho” comenzó mostrándonos a Santiago de Chile a través de su computador personal. Nosotros, como espectadores, veíamos a Mauro sentado en una mesa, vestido completamente de blanco y presto a contarnos quién es él y de dónde viene. Con un micrófono en mano, el artista austral pudo desnudarse figurativamente, casi como si nos permitiera entrar en su cabeza y nos invitara a recorrer su vida.

Con recursos como fotografías, videos y herramientas de georreferenciación, pudimos conocer el hospital en el que nació, las calles que recorrió, los lugares que frecuentaba en distintas épocas de su vida, enfatizando en cómo estos espacios, y quienes lo habitan, han cambiado con el pasar irreversible del tiempo, así como los mensajes también han variado su intencionalidad.

Al tratarse de una propuesta autobiográfica, nos llevó por lugares significativos y preciosos de su infancia, como la casa de sus abuelos o el icónico Palacio de La Moneda (lo que nosotros conocemos como Plaza de Bolívar), pero mediante saltos en el tiempo y bajo diversos pretextos narrativos. A este punto, lo que para la mayoría de nosotros era la capital de un país vecino, era ahora una ciudad que ama y que recuerda. 

Es así como, removiendo en la historia reciente de Chile, “Malicho” nos comentó que en 2019 este país pasó por un estallido social causado por la falta de acceso a una educación gratuita y de calidad, el alza en el costo de la vida y el aumento en los precios del transporte público. Allí, millones de ciudadanos salieron a las calles con pancartas para manifestar su inconformidad frente a un Gobierno que se hacía de oídos sordos. Los ciudadanos comenzaron a dejar mensajes en las paredes y calles de la ciudad:“¿Qué significa dejar un mensaje en un lugar que no fue destinado para ser mensajero?”, preguntaba Mauro Vaca.

Malicho con imagen de Santiago de fondoFoto: Cortesía FIAV Bogotá

A este punto, las incógnitas acerca de cómo es un espacio y cuáles son las características de quienes lo habitan se intensificaban, pues es innegable que a partir de ahora al momento de pensar en el Palacio de La Moneda, la primera imagen en llegar a mi cabeza es la de las manifestaciones, por más que en internet pueda encontrar cientos de referencias turísticas.

Este hecho lo retrató a través de videos en los que se podía ver cómo él salía a manifestarse en lugares que no fueron diseñados para dialogar, sino para el transcurrir habitual de los vehículos y peatones. El orador repetía en el micrófono y al pie de la letra lo que su “yo” de hace cinco años decía frente a esta situación, casi como reviviendo el momento, justo frente a nosotros e invitándonos a ser parte tácita del recuerdo.

De forma simultánea, nos presentó la historia de sus abuelos, una pareja de enamorados que vivían junto a él y que lo criaron escuchando boleros románticos. Alejados, pero no ajenos a lo que allí sucedía, ambas historias comenzaron a entrelazarse en la vida de Mauro Vaca. Por un lado, el recuerdo de Santiago de Chile estaba manchado por un tinte revoltoso y beligerante del momento, pero al mismo tiempo surgían matices amorosos al tratarse de la ciudad en la que creció y que le permitió cosechar recuerdos con sus abuelos.

Malicho con sus abuelos de fondo
Foto: Cortesía FIAV Bogotá

Cada espacio que recorrimos de la mano del actor chileno cobra relevancia única y nos muestra que somos nosotros quienes decidimos cómo recordar y qué deseamos contar. A través de las historias que compartimos, las fotografías y los vídeos que tomamos, construimos un collage de memoria colectiva.

Mi abuelo siempre se encargaba de la música en reuniones”, decía ‘Malicho’ con un cortometraje de fondo en el que se observaba a la pareja cantando. De inmediato, decenas de fotografías y videos comenzaron a circular en la pantalla del computador, como si se tratara de un bombardeo de recuerdos que llegan e irrumpen en las mentes de quienes estábamos en la sala del Delia Zapata en el centro de Bogotá.

Con el paso del tiempo, la abuela de “Malicho” empezó a sufrir de alzheimer y el único vehículo que encontró el abuelo para mantenerla en el presente fueron los boleros. “Comenzó a olvidarnos a todos”, decía mientras observábamos unas imágenes de ella en cama cantando.

Su increíble memoria resaltaba de manera irónica, pues si bien en algunos tramos le costaba atinarle a palabras precisas, en la mayoría de los casos recitaba a la perfección las letras. Su memoria ya no estaba ligada al presente, era la música la encargada de reactivar su memoria involuntaria y revivir a partir de experiencias y recuerdos.

La casa de los abuelos se llenó de fotografías en sus paredes, con sus familiares y reflejando momentos icónicos de la pareja, con el objetivo de combatir esta enfermedad sorda y caprichosa. De este modo, la casa de los abuelos de Mauro Vaca, al igual que sucedió en 2019, se transformó en un mensajero no pensado para esa misión, en una herramienta de auxilio frente a la impotencia. ¿Qué significa dejar un mensaje en un lugar que no fue destinado para ser mensajero?

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