sábado, 23 de marzo de 2024

Testimonio

 

“La danza me salvó la vida”: La emotiva historia de Luz Ángela

Luz Ángela, una participante asidua del taller de danza en el Crea La Pepita, comparte su conmovedora experiencia.


En los pasillos del Crea La Pepita, un halo de emoción y esperanza envuelve cada paso mientras las puertas se abren para recibir a los soñadores, a los buscadores de un nuevo comienzo. Entre ellos, se encuentra Luz Ángela, una mujer cuyo viaje de autodescubrimiento y renacimiento está entrelazado con las notas y los movimientos de la danza.

Cuando Luz Ángela era solo una niña, la danza la fascinaba, pero las limitaciones económicas la alejaron de su sueño. “Uno se mete en la cabeza que no hay dinero para estas cosas”, comparte con una sonrisa nostálgica. Sin embargo, la vida le tenía preparada una segunda oportunidad. 

Después de su jubilación, Luz Ángela se enfrentó a una profunda crisis de identidad y salud. “Sentía como si no perteneciera a nada”, confiesa. La tensión emocional llegó a tal punto que afectó su salud física. “Una de mis cuerdas bucales empezó a sangrar por un nivel de estrés terrible”, recuerda con seriedad.

Fue en este oscuro período que decidió tomar las riendas de su vida. “Cuando volví a la danza, el primer año de pensión fue muy sufrido. Pensaba que no podía hacer nada más en la vida”, comparte con sinceridad. Sin embargo, la danza se convirtió en su tabla de salvación, una herramienta para superar la depresión y encontrar propósito.

A pesar de los obstáculos y las dudas que enfrentó, Luz Ángela encontró refugio en el Programa Crea, un espacio acogedor que celebra la diversidad y la inclusión. “Habían otros procesos en los que tenían lío por la edad, entonces que no me aceptaban por la edad”, comparte. “Pero yo decía: yo quiero bailar con todas las fuerzas de mi corazón”.

Y así lo hizo. Con determinación y valentía, se sumergió en el mundo de la danza, encontrando en cada movimiento una nueva razón para sonreír y continuar adelante. “Esto es un proceso de sanación”, afirma con gratitud. “Esto me permitió volver a trabajar”.

En cada paso, en cada gesto, Luz Ángela descubrió una renovada sensación de pertenencia y propósito. “Esto es sentir que pertenezco a algo y que lo estoy haciendo de corazón”, expresa con emoción.

“La danza me salvó la vida física y mentalmente”, declara con convicción. La danza no solo le devolvió la alegría, sino que también la sanó física y mentalmente. “Esto es un proceso de sanación, me permitió volver a trabajar”, dice con gratitud.

Y mientras las notas de la música llenan el aire y los cuerpos se mueven en armonía, Luz Ángela encuentra su lugar en el mundo, recordando a todos nosotros que nunca es demasiado tarde para perseguir nuestros sueños y encontrar la felicidad en el camino.

En el Programa Crea, los talleres de formación artística están abiertos para todas las edades, desde los seis años en adelante. Si te inspiraste con esta historia, únete a nosotros. ¡Inscríbete en los talleres del Programa Crea, donde el arte se convierte en un faro de transformación!

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